Convivencia en las aulas
9b. Disrupción
¿ A qué llamamos disrupción ?
Cada día nos encontramos con un número mayor de conductas de nuestros alumnos/as que no podemos clasificar como indisciplina, acoso, violencia, etc. Nos referimos a pequeñas interrupciones en clase, falta de cooperación, provocación, desobediencia, mala educación, etc.
Podemos definir conductas disruptivas como un conjunto de conductas inapropiadas de algunos alumnos/as que entorpecen la “dinámica normal de la clase”.
Éste tipo de conductas que pueden tener distintas finalidades como “llamar la atención” y que tiene su origen en problemas de afecto, relación y de bajo rendimiento escolar constituye una gran preocupación y malestar para el profesorado. Además genera en éste estrés, baja autoestima y dificulta el desarrollo normal de la clase, interfiriendo en el aprendizaje de nuestros alumnos.
Algunas estrategias para afrontar y prevenir la disrupción.
No existen pócimas “mágicas” y pretender mantener una clase en calma continua es una utopía. Hay pautas que sirven para unos profesores/as pero no para otros. Es fundamental el autocuestionamiento de lo que hacemos curso tras curso, así como el intercambio de experiencias con otros profesores.
Es muy importante dejar bien claras desde los primeros días del curso las normas de comportamiento en clase, las demandas que vamos a exigir y de cómo vamos a proceder. Podemos dedicar algún tiempo a razonar estas normas e incluso consensuar algunas con los alumnos/as. Las debemos explicitar de forma clara y concisa y establecer un sistema de sanciones por incumplimiento, pero también de recompensa. No olvidéis que muchas veces “se cazan más moscas con miel que con vinagre”.
La forma de actuación del profesor debe ser consistente, coherente, predictible y fiable. Debe ser justo y recurrir a la negociación.
Debemos profundizar en el conocimiento personal de nuestros alumnos/as y dar una atención individualizada del alumno disruptivo. Ésta se limita en muchas ocasiones al tutor, que actúa “solo ante el peligro”, y requiere el trabajo en equipo, la colaboración y actuación del equipo directivo y en ocasiones recurrir al asesoramiento de especialistas.
Es importante mantener el control ante éste tipo de conductas. Evitar conductas que puedan favorecer la propia disrupción sin pretenderlo como ironías, agresividad, ansiedad, altibajos emocionales, etc.
Debemos cuidar las relaciones personales. Dar razones del comportamiento inadecuado, con el autoritarismo muchas veces “vencemos pero no convencemos”.
Si nuestras expectativas hacia un alumno/a son buenas, es probable que el alumno intente responder a éstas (efecto Pigmalión).
Son fundamentales aspectos como la distribución del alumnado, medidas de atención a la diversidad, curriculum y estrategias metodológicas que favorezcan la motivación por aprender de los alumnos/as. También es importante cuidar la “ecología de la clase” (limpieza, decoración, etc) para que los alumnos estén orgullosos de su clase y se sientan cómodos en ella.
Por último, estas conductas, al igual que otro tipo de conflictos en el aula, no pueden resolverse en muchas ocasiones, sólo contenerse o atenuarse.
Bibliografía
. CASTRO, J.A y DOS SANTOS, J. (2001): Del castigo a la disciplina positiva. Más allá de la violencia en la educación. Salamanca. Amarú
. CARRASCOSA, M.J y MARTINEZ, E. (1998). Cómo prevenir la indisciplina. Madrid. Escuela Española.
. CIDAD MAESTRO, E. (1998). Modificación de la conducta en el aula e integración escolar. Madrid. UNED.
Para saber más
web.educastur.princast.es/cpr/.../2427educacionparalaconvivencia.pdf
multiblog.educacion.navarra.es/.../LA-DISRUPCIÓN-EN-EL-AULA.pdf
https://testprl.org/media/mce.../2014/11/.../7.2.disrupcion_con_fichas.pdf
213.0.8.18/portal/Educantabria/.../ALARNES_La%20disrupción.pdf
www.csi-csif.es/andalucia/.../mod.../pdf/.../ANA_MARIA_PORCEL_1.pd
http://www.concejoeducativo.org/rubrique.php?id_rubrique=2
www.convivenciaenred.org
Selección de contenidos: Miguel Ángel Hernández Díaz * Profesor de Ciencias Naturales
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